miércoles, 3 de junio de 2009

Sobre ser un dominante por Jay Wiseman


Cortesía. Los mejores dominantes que conozco son escrupulosamente impecables cuando tratan con los demás. Su ética rivaliza con la de los mejores abogados y médicos. Por ejemplo, son educados, amables y abiertos cuando tratan con otros dominantes (por favor, olvidad el cliché, pero algunas de mis mejores amigas son mujeres dominantes). Asimismo, nunca tratan de dominar y nunca tocan al sumiso de otra persona sin obtener antes el consentimiento de ambos. Finalmente, quizás de la misma manera en que un cirujano describiría una operación a un paciente, describen cuidadosamente las características generales de una sesión propuesta a un nuevo sumiso -dándole así la oportunidad de retirarse-. El consentimiento no es suficiente para los mejores dominantes, buscan el consenso informado.

Los buenos dominantes se reconocen porque son abiertos y amistosos. Comparten libremente sus conocimientos y habilidades con quien consideran apropiado. A menudo son de gran ayuda a la hora de organizar eventos y con frecuencia actúan como anfitriones en clubes SM. Y, por supuesto, no son hostiles a los dominantes con preferencias sexuales diferentes. Por ejemplo, muchos dominantes gays comparten fácilmente su conocimiento con mujeres dominantes heterosexuales y las dominantes lesbianas comparten secretos con hombres dominantes heterosexuales. Toda esta gente reconoce su propio valor y su propia valía, así cómo la de los demás; no son tan idiotas de considerar que su orientación es superior.

Los dominantes de baja calidad, por otro lado, causan irritación allí donde van. Intentan dominar a otros dominantes, imponen una actitud hacia los extraños y hacia la gente de fuera de la sesión y, de alguna manera, intentan mantenerse en una posición superior. Una sumisa novata que conozco de repente se dió cuenta de un hecho: "No es un amo: es un rudo gilipollas". Más aún, los dominantes de baja calidad a menudo se refieren a las sumisas con desdén. Pueden intentar dar órdenes o intentar tocar (quizá incluso fustigar) a alguien que previamente no ha accedido a someterse y pueden exigir un comportamiento sumiso antes de que las negociaciones o incluso de que un encuentro personal haya concluido. Tales comportamientos pueden provocar una reacción fuertemente negativa, llegando incluso a un puñetazo en la cara.

Los dominantes de baja calidad son depredadores con los sumisos: intentan dominar a cuanta más gente mejor. Estas criaturas despiadadas causan la ira y el resentimiento allí donde van y son tratados con desprecio. Por lo general, no duran mucho en la comunidad SM.

Muchos de los mejores dominantes no parecen dominantes cuanto te encuentras con ellos en el mundo vainilla. Excepto quizás por una cierta falta de diligencia en obedecer una orden directa tan rápidamente como otros la obedecerían y una ausencia de ansiedad a cerca de tener contacto visual directo, parecen del todo normales. A menudo se encuentran entre la gente más agradable. (Muchos hombres dominantes heterosexuales de la comunidad SM destacan en los juegos de palabras).

Información de: BDSM, introducción a las técnicas y su significado
Escrito por: Jay Wiseman
Editado en España por: Ediciones Bellaterra

Fotografía de: Plunderbunny

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