jueves, 7 de mayo de 2009
"El esposo complaciente" por el Marqués de Sade
Toda Francia se enteró de que el príncipe de Baufremont tenía, poco más o menos, los mismos gustos que el cardenal del que acabamos de hablar. Le habían dado en matrimonio a una damisela totalmente inexperta a la que, siguiendo la costumbre, habían instruido tan sólo la víspera.
- Sin mayores explicaciones- le dice su madre - como la decencia me impide entrar en ciertos detalles, hija mía: desconfiar de las primeras proposiciones que os haga vuestro marido y contestadle con firmeza : "No, señor, no es por ahí por donde se toma a una mujer decente; por cualquier otro sitio que os guste, pero por ahí de ninguna manera..."
Se acuestan y por un prurito de pudor y de honestidad que no se hubiera sospechado ni por asomo, el príncipe, queriendo hacer las cosas como Dios manda al menos por una vez no propone a su mujer más que los castos placeres del himeneo; pero la joven, bien educada, se acuerda de la lección:
- ¿Por quién me tomáis, señor? -le dice-. ¿Os habéis creído que yo iba a consentir algo semejante? Por cualquier otro sitio que os guste, pero por ahí de ninguna manera.
- Pero señora...
- No, señor, por más que insisitáis nunca accederé a eso.
Bien, señora, habrá que complaceros -contesta el príncipe apoderándose de su altar predilecto-. Mucho me molestaría que dijeran que quise disgustaros alguna vez.
Y que vengan a decirnos ahora a nosotros que no merece la pena enseñar a las hijas lo que un día tendrán que hacer con sus maridos.
Historia de: Marqués de Sade
Aparecida en: Nuevos cuentos, historietas y fábulas completas
Editado en España por: M.E. Editores SL
Nota: Al cardenal que se refieren es de otra historia llamada "¡Qué me engañen siempre así!", también del mismo autor.
Ilustración de: Emi Hotaru
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