domingo, 30 de agosto de 2009

Reanimación cardiopulmonar (RCP) (II)

Principios de la reanimación cardiopulmonar

La reanimación cardiopulmonar comprende dos mecanismos:

Oxigenación de la sangre

La sangre entra otras cosas para transportar el oxígeno a los órganos, permitiéndoles funcionar (la respiración celular, les abastece de energía). Al haberse parado la respiración, hay que suplirla por la ventilación artificial.

La ventilación artificial consiste en enviar el aire a los pulmones de la víctima. Practicamos una ventilación llamada "a presión positiva": soplamos (con la boca o con un dispositivo) aire, la presión del aire expande los pulmones. Allí, se producen las interacciones gaseosas, y la víctima espira pasivamente (el peso del pecho y de las vísceras oprimen los pulmones, que se desinflan).

Cuando se practica la ventilación artificial sin material (boca a boca, boca a nariz, o boca a boca y nariz sobre lactantes), enviamos una insuflación de aire que, aun siendo el espirado por el salvador (y por tanto, empobrecido), es bastante próximo al aire que se respira (contiene un 16 % de de oxígeno): en efecto, una parte del aire proviene de las vías altas (bronquios, tráquea, boca) y es similar al aire respirado, y el aire que proviene de los pulmones es empobrecido en oxígeno, aunque todavía lo contiene. Cuando se utiliza un balón insuflador (con una máscara bucal), enviamos aire ambiente (21 % de oxígeno). Si se conecta una botella de oxígeno médico, aumentamos mucho más la fracción inspirada de dioxígeno (FiO2), y podemos incluso insuflar oxígeno puro (casi al 100 %) cuando utilizamos un balón de reserva.

El aire que se insufla pasa a los pulmones, pero una parte también al estómago. Éste se va hinchando a medida que se dan más insuflaciones. Si no se le da tiempo a desinflarse, el aire corre el peligro de llevarse con él al salir el contenido ácido del estómago (jugos gástricos) que podrían inundar la vía aérea y deteriorar gravemente los pulmones (síndrome de Mendelson o síndrome de la respiración ácida) y puede comprometer gravemente la supervivencia de la víctima. Por ello hay que insuflar sin exceso, regularmente, durante dos segundos cada insuflación, y detener la insuflación tan pronto como se vea el pecho levantarse.

Circulación sanguínea


La sangre al nivel de los pulmones ya ha sido oxigenada, ahora hay que hacerla circular por el resto del cuerpo. Esto se hace gracias a las compresiones torácicas, llamadas también masaje cardíaco externo. Esto consiste en apretar en el centro del tórax con el fin de comprimir el pecho:

* Sobre un adulto y un niño de más de ocho años, el esternón debe descender de 4 a 5 cm;
* Sobre un niño entre uno y ocho años, el esternón debe descender de 3 a 4 cm;
* Sobre un lactante de menos de un año, el esternón debe descender de 2 a 3 cm.

Comprimiendo el pecho, también comprimimos los vasos sanguíneos, lo que impulsa la sangre hacia el resto del cuerpo (como una esponja). Se creía durante mucho tiempo que lo que se comprimía era el corazón; aunque parece que está situado demasiado profundamente y que juega sólo un papel de regulación del sentido de la circulación por sus válvulas.

Para que la compresión torácica sea eficaz, hace falta que la víctima esté sobre un plano duro; en particular, si la víctima está tendida sobre la cama, hay que depositarla en el suelo antes de empezar las maniobras de reanimación.

La posición de las manos es importante si se quieren aportar compresiones eficaces, minimizando los riesgos de fractura de las costillas (nótese que este riesgo de fractura es despreciable con relación al riesgo de la muerte si no se hace nada).

Hay que aplicarse a hacer compresiones regulares, a dejar el pecho recuperar su forma inicial entre dos compresiones, y a que el tiempo de relajamiento sea igual al tiempo de compresión. En efecto, el relajamiento del pecho permite el retorno de la sangre venosa, fundamental para una buena circulación.

El ritmo de masaje debe ser suficiente para hacer circular la sangre, pero no demasiado rápido, si no, la circulación no es eficaz (creamos turbulencias que se oponen a la distribución de la sangre).

En las últimas recomendaciones publicadas por la Sociedad Europea de Reanimación (ERC) en el caso que la reanimación sea realizada por personal no sanitario el ritmo de compresiones es de 30 compresiones por 1 ventilacion tanto para paciente adultos como para niños.

* En todos los casos, un ciclo compresión / relajamiento debe llevar 0,6 segundos (1/100 minuto) con el fin de tener un régimen lineal (es decir, ninguna turbulencia).

Con el fin de adoptar un ritmo regular y de respetar la paridad en el tiempo de compresión / por tiempo de relajación, y para estar seguro de hacer buenas compresiones y un adecuado número de compresiones sucesivas, se aconseja contar en voz alta, bajo la forma:
Cifra (durante la compresión) - y (durante el relajamiento)
Así, contaremos en voz alta:
"Uno-y-dos-y-tres-…-y-trece-y-catorce-y-quince"

Caso particular: mujer embarazada

En el caso de una mujer visiblemente embarazada, conviene elevar el costado o la nalga derecha para mejorar el retorno de la sangre venosa, liberando la vena cava inferior del peso del feto y permitiendo que la sangre llegue al corazón. Es decir debe estar de costado. Esto puede hacerse poniendo ropa doblada bajo la nalga derecha.

Desfibrilación

Cuando la parada cardiaca es debida a una fibrilación ventricular (el corazón late de manera anárquica, que es la causa más frecuente de muerte súbita del adulto), la única esperanza de salvar a la víctima consiste en desfibrilar el corazón (es decir, resincronizar el corazón mediante un choque de eléctrico de corriente continua). Esto puede hacerse por personal no médico con un desfibrilador automático externo (que puede ser semiautomático por un sanitario), o manual por un médico.

El proceso de desfibrilación viene después de la alerta a los Servicios de Emergencia (ya que es el equipo médico o paramédico quien intentará salvar a la víctima al fin y al cabo), pero antes de las maniobras de ventilación artificial y de compresiones torácicas (ésta sirven sólo para conservar las posibilidades de supervivencia esperando la salida del shock).

En el caso de un niño de menos de ocho años, o de una persona víctima de un ahogamiento o de una intoxicación, es poco probable que el corazón esté en fibrilación, la desfibrilación es entonces inútil. Si se dispone de un desfibrilador automático externo, éste será puesto en marcha a pesar de todo, por precaución, pero siempre después de un minuto de maniobras de ventilación artificial y compresiones torácicas.

La leyenda urbana de la tos salvadora

Se pide a los pacientes toser a veces con el fin de regular el ritmo cardíaco; en efecto, la tos provoca un aumento de la presión del aire en los pulmones, que aprieta los vasos sanguíneos que recorren los pulmones y provoca pues un pico de presión arterial.

Por lo tanto de ahí, algunos propusieron toser cuando " se siente llegar " la parada cardíaca. Esta idea ha sido repetida y ampliamente difundida, particularmente por Internet, y se hizo una leyenda urbana.

Este método es en efecto totalmente inútil porque por una parte no sentimos llegar la parada cardíaca, cuando sobreviene, la inconsciencia es inmediata, ningún músculo puede actuar, no podemos toser. Y cuando se siente signos que pueden dejar pensar en un infarto del miocardio, los únicos movimientos útiles son pedir ayuda y de acostarse en el suelo o bien, apoyarse contra una pared. En particular, si se conduce un vehículo, absolutamente hay que apartarse lo más deprisa posible, en seguridad, y si es posible cerca de otras personas que tendrán así la posibilidad de pedir ayuda si se vuelve incapaz de pedirla. Hay que quitar también el seguro de las puertas del coche con el fin de que los socorros no tuvieran que forzar las puertas del vehículo.

Información de: Wikipedia

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